El siglo XXI se caracteriza por el proceso acelerado de innovaciones tecnológicas, así como con avances en el reconocimiento y el respeto de derechos humanos universales.
Pero estos hechos coexisten, entre otros aspectos, con injustas desigualdades sociales y económicas, que podrían ser evitadas; con violencia y discriminación que destruyen el tejido social; con crisis ambiental que pone en riesgo la vida del planeta; con problemas de funcionamiento y legitimidad de instituciones sociales, económicas y políticas, que en muchos casos afectan la construcción de consensos, la consolidación de una democracia de calidad y la promoción de una “cultura del encuentro” y de la “amistad social”.
Vivimos también en una época de un mundo interconectado que cede muchas veces a la “posverdad” y un individualismo exacerbado, a populismos demagógicos que llevan al desastre, a un liberalismo que cree que el mercado lo resuelve todo, a sociedades en donde no se reconocen las libertades y derechos universales básicos de la personas como el derecho a la vida, a la libertad de conciencia, de culto, de expresión, entre otros.
El hombre siempre ha buscado a lo largo de la historia, dar una respuesta a los desafíos que se le fueron planteando a cada generación.
Hay una rica tradición de diversas escuelas de pensamiento filosófico y político que pueden observarse a lo largo de la historia que podrían llamarse “humanistas” en el sentido de que sitúa en el centro de su acción y pensamiento al hombre y la mujer como personas con derechos inalienables, que no son individuos separados unos de otros sino “seres en relación” que forman parte de comunidades y que aspiran, con justicia, a una vida plena.
Esto también podría ser denominado como “personalismo solidario”, que mide una sociedad por cómo viven sus integrantes mas vulnerables como sus niños y sus personas mayores. Que la mide por la capacidad de generar trabajo, eje esencial de una existencia digna; que la mide por la igualdad de oportunidades que desarrolla.
El Centro de Estudios sobre el Humanismo Integral, tiene como objetivo aportar su esfuerzo a la búsqueda de respuestas a las problemáticas contemporáneas.
Procurara potenciar, y difundir la mirada filosófica “humanista integral”,-centrada, aunque no de manera excluyente, en el pensamiento social cristiano-, en las distintas áreas de la vida social, económica y política, así como compartir acciones y programas concretos que se lleven adelante inspirados en esos principios.
Ademas, y como otro objetivo fundamental, pretendemos que nuestras acciones contribuyan a generar un ESPACIO DE ENCUENTRO, entre personas e instituciones que comulgan con estos principios fundamentales, mas allá de su diversidad, para que puedan conocerse, interactuar y así ayudar a potenciar las tareas y trabajos en el ámbito publico, que cada uno realiza.